¿Crowdfunding para tiempos de crisis?

La pregunta adquiere especial sentido en la coyuntura económica y social que vive nuestro país en los últimos tiempos.  La política de recortes que está aplicando nuestro gobierno afecta prácticamente a todas las parcelas de nuestra sociedad, y la educación, la cultura, la ciencia y el desarrollo, son algunas de las áreas que, partiendo de una posición ya de por si precaria, se verán más mermadas.

Dentro del presupuesto que destinaremos este año a cultura, el Fondo Nacional de Cinematografía, de donde provienen las ayudas para la producción de películas, verá reducido su presupuesto en un 35%. Hay un dato bastante esclarecedor y es que frente a los 74 rodajes que se habían puesto en marcha durante los cuatro primeros meses de 2011, en este año sólo han comenzado oficialmente 25. Corren tiempos de crisis y recortes y la cultura, y el cine en este caso, pintan de hermana muy pobre en todo este asunto.

Pequeñas aportaciones y mucha gente conducen al éxitoFuente: http://rockethub.org/

Es más, la sensación que nos llega es que la gran época de la subvenciones al cine español puede haber llegado a su fin y que la apuesta sea un cambio de modelo en el que la financiación privada, a traves de la ley del mecenazgo y los incentivos fiscales vayan poco a poco suplantando a las subvenciones estatales.

En este contexto de crisis económica y de crisis de modelo cabe preguntarse por las nuevas vías que tiene que investigar el productor audiovisual para que su proyecto pueda financiarse. En los últimos años una nueva fórmula parece haber surgido con fuerza, impulsada al calor del desarrollo de internet y las redes sociales; el crowdfunding.

El crowdfunding pone en contacto a creadores y mecenas a través de plataformas de internet y redes sociales, con el objetivo de recabar fondos para un proyecto artistico, cultural, empresarial, científico, etc. Las donaciones pueden ser muy pequeñas o más cuantiosas, y a cambio de las mismas los promotores del proyecto obsequian a sus mecenas con regalos, vivencias, experiencias exclusivas, reparto de beneficios, títulos de productor, etc.

En nuestro país se ha producido una eclosión de estas plataformas crowdfunding en los  últimos dos años. La primera en implantarse fue Verkami. Otras plataformas conocidas son Lanzanós o Fandyu. Buceando en las mismas, se puede observar que alojan proyectos de muy diversa índole: artísticos y culturales, educativos, empresariales, deportivos, etc.

Algunos proyectos recientes que han conseguido salir a la luz gracias al crowdfunding son el último disco de Canteca de Macao, “Nunca es tarde”, el conocido largometraje de ciencia ficción “El Cosmonauta”, unos de los proyectos de crowdfunding de más éxito en España, que ha conseguido recaudar más de 460.000 euros, lo que supone el 54 % de su presupuesto total, o el documental  “Torreiros”, del realizador gallego Pablo Torreiros, que homenajea a los últimos fareros en activo en Galicia.

Cabe preguntarse si el modelo de crowdfunding puede ser exportable a proyectos de mayor envergadura o presupuesto. En el caso concreto del cine, bastante más caro de producir que un disco, una web o un libro, por poner otros ejemplos de productos culturales, si tenemos en cuenta que el presupuesto medio de una película española con visos de entrar en el circuito comercial de salas de exhibición, es de unos dos millones de euros apróximadamente, habría que realizar una campaña de crowdfunding de tremendo impacto comunicativo en todos los ámbitos, y además sostenerla en el tiempo e implementarla con muchas acciones de marketing y publicidad.

Por este motivo, y a pesar de que existen ejemplos tan exitosos en el cine como “El Cosmonauta”, no parace que las plataformas de Crowdfunding se puedan erigir como módelo único y alternativo de financiación del séptimo arte, al menos por si solas.

Sí que son una excelente plataforma para sacar a la luz proyectos de índole más artística o personal, como cortometrajes o documentales, que no necesitan de presupuestos tan elevados para llevarse a cabo y que además ya cuentan con excelentes plataformas de difusión y exhibición en internet.

El planteamiento que pongo encima de la mesa en este post, es que la actual revolución de internet y las redes sociales están provocando que el público de la cultura se erija como actor fundamental en defensa de la misma y mediante sus aportaciones económicas o su vinculación a comunidades, redes y grupos virtuales constituya una factor muy importante para su supervivencia en el futuro.