“Gravity”. Un paseo por el espacio sin moverte de la butaca

El otro día fuí al cine a ver la películaGravity” del director mexicano Alfonso Cuarón. En esta obra, Cuarón continua con su más que prometedora y brillante carrera en la industria de Hollywood que comenzó, con algunas interrupciones, en el año 1995 con “La Princesita”.

Y lo cierto es que viendo “Gravity” tuve sensaciones similares a las que me produjo la exposición de Méliès, recientemente comentada en este blog. Imágenes de una potencia, un realismo y una belleza capaces de transportar al espectador a espacios casi inexplorados en la pantalla de cine. Lo mismo que ya hizo Méliès hace ciento diez años, lo repite Cuarón en esta película. Nos consigue asombrar.

El director nos mete de lleno en la piel de la astronauta y doctora Ryan Stone, viajamos por el espacio como si estuviéramos dentro de su escafandra. Me tendría que remontar a otras dos películas recientes como “El árbol de la vida” o “El curioso caso de Benjamin Button” para encontrar efectos paralelos derivados de su maestría visual.

Sandra Bullock y George Clooney orbitando en el espacio

Sandra Bullock y George Clooney intentando hacer pie sobre la tierra.

La sensación de ingravidez, algo parecido a cuando nos bañamos en la piscina y no hacemos pie, y de fragilidad de nuestra propia condición humana ante la inmensidad del espacio son constantes a medida que va avanzando la historia. No puedo dejar de recomendar a quien vaya a ver la película que lo haga en su versión 3D, en este caso si merece la pena. Como ya se ha comentado hasta la saciedad en numerosas críticas sobre la película: Para esto se invento el cine en 3D” (1).

Otro aspecto muy bien tratado y que subraya perfectamente la sensación de estar físicamente allí es el sonido o su ausencia, el silencio absoluto del espacio llenando la pantalla y como contraste, la desasosegante partitura que irrumpe con fuerza con la llegada de la basura espacial, obra del compositor Steven Price.

También me parecen muy destacables las escenas en el interior de las estaciones espaciales, por su claustrofobia y la sensación de amenaza siempre presente. Otra vez la tecnología, que en ocasiones nos permite alcanzar lo imposible, nos muestra aquí su cara hostil, aquella que la convierte en una jaula para el hombre. Esta temática fué tratada quizás con más profundidad y hondura en películas como “Alien el octavo pasajero” o “2001: una odisea en el espacio” ya que en ellas si era un aspecto fundamental en la trama. No es este el caso en “Gravity”.

Esta es una historia de supervivencia y de superación, de lucha titánica por sobrevivir en condiciones hostiles y casi imposibles. Y en ese sentido, a pesar de ser una película de personajes, profundamente psicológica, la narración se resiente algo en el plano argumental hasta conducirnos a un final (que no desvelaré…) un tanto previsible y marcado por algunos de los canones típicos del cine hollywoodiense. En este sentido, Cuarón hace que su película funcione mejor como película de acción y thriller de suspense que como drama existencial con tintes trascendentales.

Pero esto no la invalida en absoluto. Es cierto que varios aspectos argumentales de la película son un tanto previsibles, que se hace uso de estereotipos bastante manidos del cine de acción y suspense convencionales pero aún así, recomiendo fervientemente su visionado porque a mi entender el espectáculo es tan asombroso, entretenido y brillante, que la hora y media se nos hará corta.

Un documental para no echarse la siesta…

En estas últimas semanas he pasado más tiempo del que acostumbro en casa delante del televisor, y me he enganchado a una serie documental llamada “Un mundo aparte” que se ha emitido durante las últimas semanas en La 2. Este documental narra la expedición alrededor del mundo que llevaron a cabo durante dos años, dos españoles y un argentino en pos de las últimas tribus nómadas aún existentes en el siglo XXI, y que les llevo a explorar algunos de los países y lugares más remotos y bellos de nuestro planeta.

El documental narra la historia de uno de los viajes más largos jamás filmados, dos años en la carretera, más de cincuenta países visitados y más de cien mil kilometros a bordo de un todoterreno.  El resultado final es, sin duda alguna, muy recomendable. Son 13 capítulos de 60 minutos de duración, y por lo que parece la serie ha sido un éxito, teniendo en cuenta la audiencia media de los documentales en nuestro país. “Un mundo aparte” debutó con un 5.8 por ciento de share, doblando la audiencia media diaria de La 2, y ha llegado a alcanzar el millón de espectadores y el 6,4 por ciento de share.

La serie se ha llegado a emitir en 130 países, ha sido comprada por National Geographic y, finalmente, ha llegado a nuestros televisores gracias a La 2.

El equipo de "Un mundo aparte" en pleno rodaje

Daniel Landa y el resto del equipo en la expedición de «Un mundo aparte» en la cascada del Aponwao (Venezuela) – Foto: Eva G.Tanco

Bajo mi punto de vista es un documental muy humano y eso lo consiguen en parte gracias a un guión bien construido y documentado, y a la buena elección de la voz en off, que se situa en la piel del operador de cámara. El narrador habla en primera persona como un miembro más de la expedición. La voz nos transmite el punto exacto de pasión, curiosidad e interés que hace que nos enganchemos a la historia.

En el aspecto técnico, no faltan las imágenes espectaculares y la buena fotografía, fruto sin duda de la profesionalidad, empeño y buena planificación que, sin duda alguna, puso el equipo a la hora de realizar el documental, y que tienen aún más merito cuando no se manejan grandes presupuestos, ni se tienen todos los medios técnicos a nuestra disposición.

Destacaría además la naturalidad de los tres integrantes del equipo ante la cámara, su cercanía e interés por las gentes que van encontrando en el camino. Como resumen diré que me alegro mucho de ver un documental de viajes hecho en España, que se aleja de la fórmula tan manida y explotada últimamente de la “guía de viaje con patas”, de los programas de viajeros, tipo “españoles, madrileños, aragoneses, etc… por el mundo” que no deján respiro al espectador y hacen que finalmente, ni conozcas el país, ni te enteres de nada. Aquí el rítmo es completamente opuesto.

Ojalá podamos seguir viendo propuestas tan interesantes como ésta. Desde aquí hago mi llamada personal  para que nuestros programadores y las cadenas de este país apuesten  de una vez por producciones y documentales nacionales, donde el  buen contenido, la diversidad y calidad cuenten, para relanzar de una vez por todas nuestra maltrecha industria audiovisual.