Asomarse a la exposición Georges Méliès “La magia del cine” que estos días, y hasta el próximo 8 de diciembre, se exhíbe en el Caixa Forum de Madrid supone una experiencia altamente recomendable y un auténtico “viaje” para nuestros sentidos.
Un viaje a los orígenes del cine, en el que se nos invita a observar los progresos científicos y técnicos de este arte centenario en su intento por captar la realidad, pero también, en su concepción más mágica e ilusoria, en su anhelo de capturar los sueños y la fantasía colectivas. En este terreno es en el que la figura de Georges Méliès (1861-1938) emerge con todo su genio y singularidad.
Este productor y cineasta francés fué un auténtico renovador del séptimo arte. Su audacia, imaginación e innovación a la hora de aplicar nuevas técnicas y trucos cinematográficos le convierten en el primer director que incorpora la fantasía y la ficción al mundo del cine. En esta evolución tan personal tuvieron mucho que ver sus orígenes como dibujante, director y escenógrafo teatral, su pasión por las viejas linternas mágicas y las fantasmagorías y su experiencia de 25 años como ilusionista y director al frente del teatro “Robert Houdin”, que adquirió en 1888 con parte de la fortuna que heredó de su padre. No sólo compró el local, sino que además se hizó con todos los artilugios e inventos del afamado mago.
De esta época de la vida de Méliès se muestran muchas piezas y carteles en la muestra. Una de las que más me ha gustado es el armario de doble fondo con la cabeza cortada del viejo parlante, truco que, como muchos otros que empleaba en su teatro, luego adaptaría a sus películas.
De los fragmentos de películas que pude presenciar, recuerdo especialmente dos, además de su obra más famosa “Viaje a la Luna“. Las escenas de “L’ homme a la tête en caoutchouc“ en las que un inventor insufla aire para luego liberarlo de la propia cabeza de Méliès son geniales y una buena muestra de sus “trucos” con el tamaño y la escala de los personajes en el cuadro. También me pareció muy divertida su película de 1903 “Le Mélomane”, en la que un alocado melómano va colgando de un pentagrama bastones con cabezas humanas que dibujan la escala musical que él está pensando.
http://www.youtube.com/watch?v=0FBQq744bes
Destaca muy especialmente el excelente montaje y diseño de la exposición, que nos sumerge completamente en el universo del personaje, en los origenes y fuentes de su “arte” y en la evolución de su técnica y de su obra. Las más de 400 piezas y 21 filmes originales que la componen, pertenecen en su gran mayoría la Cinémathèque Français y están en un excelente estado de conservación.
El espacio que nos propone la exposición, se nos revela así como una especie de desván fantástico, plagado de objetos, dibujos, artilugios y cachivaches verdaderamente llamativos y pintorescos en los que a uno, en pleno estallido infantil, le apetecería tocarlo todo y abrir cada caja y cada objeto de la muestra.
Yo que soy bastante neófito en la figura de Méliès, reconozco que esta muestra ha supuesto un descubrimiento y una revindicación de su figura como creador de imágenes. Un inventor que, ante las nuevas posibilidades técnicas que le ofrecía el cine, decidió plasmar en imágenes todo aquello que le dictaba su imaginación y su fantasía transportando a los espectadores a mundos nuevos y a lugares remotos y desconocidos.
Si el cine implica un viaje, Méliès fué el primero en mostrárnoslo.