La gran burbuja de la TDT

Llevaba ya mucho tiempo sin publicar en la web, cuando me he topado hoy con un artículo muy interesante publicado por Joseba Elola en El País que habla de la TDT y del fracaso de sus objetivos iniciales. El artículo me ha resultado interesante y me ha hecho pensar si lo de la TDT no ha sido un poco como el cuento de la lechera, algo que prometía mucho y que finalmente se ha estampado contra el suelo vencido por su propio peso.

Como espectador me planteo sí han mejorado en algo mis opciones de ver una televisión diversa y de calidad con la amplia gama de canales que me ofrece la Televisión Digital Terrestre (TDT). Mi respuesta sólo puede ser una: no, de ningún modo.

La TDT que nació hace ya siete años, con las esperanzas de convertirse en un gran avance en el que ganarían las cadenas y los espectadores, ya que la oferta de programación prometía ser mucha más variada y además implicaba un salto tecnológico mediante el cual se ganaría calidad en la emisión (16:9, HD, subtitulado para sordos, interactividad, etc) ha resultado ser un bluff.

La TDT, pantalla multicanal

Si resulta innegable admitir que el número de canales ha aumentado exponencialmente, esto sólo ha servido para que en estos nuevos canales (que en algunos casos se venden como canales  temáticos, al menos en su espíritu) se repongan hasta la extenuación los mismos contenidos que las cadenas emiten en sus canales madre. De tal forma las series y los programas de más éxito de los últimos años se reemiten integramente 8, 9 o las veces que hagan falta. Otros canales ofrecen tertulias políticas totalmente polarizadas y con una mayor orientación hacia el ruido mediático, la polémica y el escándalo que hacia el análisis y la reflexión.

A los directores de contenido de las cadenas no les interesa en ningún caso invertir en la calidad de estos canales, ya que observan que simplemente con repeticiones, archivo y programación enlatada consiguen llegar a  un 2% de share, audiencias que suman a las de sus canales principales y venden  a los anunciantes para ofrecerles bloques de publicidad conjuntos y sincronizados para todos sus canales digitales, lo que viene a ser conocido como pauta única publicitaria.

Además de la falla en los contenidos, tampoco se ha cumplido con los estádares de calidad que se prometían, la emisión de HD, no es real, sino que tan sólo y en el mejor de los casos es HD Ready, no existen opciones de subtitulado y dual para las películas, el sonido deja mucho que desear y la interactividad se resume en una escueta ficha técnica sobre el programa, serie o película en cuestión.

La variada oferta de canales en la TDT

Bien podríamos coger el ejemplo de Inglaterra, que en materia audiovisual y de televisión ha hecho las cosas bastante mejor que nosotros. Su modelo de Freeview se acogio a la supervisión de un órgano regulador independiente que vela por que se respete la variedad y calidad técnica de los diferentes programas y formatos.

Pero ya sabemos que en este país hablar de órganos reguladores o de intentar velar por la calidad de las emisiones públicas de radiotelevisión, es de muy mala educación y casi filocomunista, el mercado se regula perfectamente por si mísmo, a los hechos me remito.

En resumen, que de la supuesta polaridad y mercado abierto en el sector, hemos pasado de nuevo a una TDT controlada por los dos grandes grupos audiovisuales de este país, Mediaset y el Grupo Planeta, dueño de Antena 3 y de la Sexta, que están volviendo a integrar y hacerse con el control de los operadores más pequeños, osea vuelta al duopolio.

Con este panorama el gobierno esta negociando con las televisiones privadas la reordenación del sector plantenado la posibilidad de que desaparezcan canales y se reorganice el espectro radioeléctrico para dar más cabida a la tecnología 4G para la telefonía móvil. Las televisiones se han mostrado radicalmente en contra…pero ¿tiene sentido para el espectador tener 40 canales, si muchos de ellos tan sólo reemiten programación y no aportan ni calidad ni renovación a la industria?